Desde hace miles de años que existen las estrellas en el cielo. En este universo oscuro y triste, no se sabe porque motivo dos estrellas lejanas se miraron una noche y se enamoraron. Lo que sentían era algo que nunca había sucedido, era tanto lo que entre ellas había, que cambiaron sus órbitas elipticas y empezaron a realizar corazones entrelazados en el cielo pero siempre en la distancia.
Se querían tanto..., pero la distancia era grande, que jamás llegarían a estar juntas. En ese universo oscuro y triste eso estaba prohibido, ya que quebrantarían la eterna ley del perfecto orden del universo y serían castigadas y desaparecerían para siempre.
Aun así no se resignaron a vivir separadas, alejadas por un denso y silencioso vacío. Una noche oscura, con un cómplice guiño se salieron de sus órbitas convirtiéndose en dos estrellas fugaces, dirigiéndose a un mismo destino a la velocidad del deseo y el cariño.
Tan solo querían besarse, estar juntas por un instante, sabían que ése sería su primer y último beso, pero a pesar de ello continuaron vertiginosas su sendero suicida..., hasta que se encontraron, fundiéndose en un luminoso y bello abrazo de amor y de muerte. Fue el precio tuvieron que pagar por quebrantar la ley.
Ellas fueron las primeras, pero no las últimas. Así que, cielo, si alguna noche, mirando al cielo, ves una estrella fugaz, si no estoy cerca tuyo, piensa que en algún lugar, hay otra persona, que está enamorada de ti y, que, al igual que las estrellas está deseando estar a tu lados, y, aunque no todo salga bien a nuestro al rededor, aunque pasen miles de cosas que no nos favorezcan, al final el cuento, nuestro cuento, termina bien. ¿Cómo es eso? Estando los dos juntos para siempre.
P.D. Espero que este cuento se haya ganado como mínimo un beso y un abrazo. TE QUIERO.
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